miércoles, 5 de diciembre de 2012

LOS OJOS DEL BOSQUE

En el ultimo número de la revista IRIS de AEFONA (Asociación Española de Fotografos de Naturaleza) aparece publicado este mes, mi reportaje sobre los Macacos de berbería.









Hay experiencias en la vida que nos permiten estar en estrecho contacto con el mundo natural, que nos marcan profundamente y hacen que nos sintamos realmente vivos. Así fué para mi convivir y fotografiar a los macacos de Berbería. 

Mi relación con los macacos de berbería viene de lejos, cuando con catorce años viajé con mi padre por las montañas del norte de Marruecos. Fue allí donde los vi por primera vez cautivos y exhibidos en las plazas para llamar la atención de los turistas. 

Después de unos años cuando termine la universidad, viajé en solitario por el medio Atlas, donde hice mis primeras fotos de los macacos. Desde entonces he viajado en repetidas ocasiones a diferentes lugares y durante las cuatro estaciones, para tratar de contar con imágenes su vida y mi convivencia con ellos. 





Todos estos años han sido una gran escuela para mi, no solo por adaptarme al cambio de la técnica fotográfica, sino principalmente por conocer mejor el comportamiento de los macacos y mi interacción con ellos. 

Cada vez que viajaba a Marruecos dedicaba unos cuatro días para estar junto a ellos. Salía de la población más cercana caminando con la mochila cargada con todo el material fotográfico y de camping. Habitualmente hacia buen tiempo y no solía llover, pero el principal problema de acampar en el bosque fueron los perros pastores asilvestrados, que aprovechaban mi ausencia para asaltar la tienda y comerse todas mis provisiones, lo que me obligaba a volver caminando al pueblo para aprovisionarme. 

Con el tiempo pude viajar en mi furgoneta lo que me permitiò no solo dormir y cocinar sin problema, sino que también durante la noche podía ir editando las fotos en el ordenador a medida que las iba haciendo. 

Varios de los grupos familiares con los que estuve estaban acostumbrados a la presencia humana, lo cual me permitió estar cerca de ellos. En cambio otros grupos salvajes con los que me cruce en el camino, solo se dejaban ver a una distancia prudencial y en cuanto me acercaba más de la cuenta aparecía un adulto del grupo que me dejaba muy claro que no era bienvenido. 

Con los primeros rayos del sol empezaban a despertar de sus dormideros en las copas de los grandes cedros y bajaban al sotobosque para alimentarse de raíces e invertebrados que encontraban al voltear las piedras. Entonces les acompañaba caminando durante todo el día hasta el atardecer, subiendo y bajando colinas a traves del bosque. Durante el invierno seguirlos era más dificil, además de las bajas temperaturas, había que sumarle un metro de nieve que hacia cada paso mucho más lento. 

Durante estos últimos catorce años lo que he podido ver al comparar las primeras con las últimas fotos, es que con el paso del tiempo y la experiencia, se va ganando no solo en calidad fotográfica, sino en la capacidad de transmitir mejor la esencia de una experiencia vital. 

A la hora de realizar un reportaje sobre cualquier ser vivo o lugar es importante no solo el conocimiento cientifico, técnico, la capacidad física, etc, que tengamos, sino más importante aún es la actitud con la que nos aproximamos al motivo. Cuanto mas conozcamos el medio donde nos movamos y cuanto más conectados estemos con nuestra propia naturaleza, mejor será el resultado final de nuestro trabajo y más satisfacción nos dará. 

Observo que con el mundo digital además de muchas ventajas, se ha potenciado que muchos fotògrafos se dediquen sobre todo a coleccionar imágenes como trofeos de forma compulsiva y pierden la perspectiva de que las imágenes son un medio de sintetizar y transmitir la experiencia vital del fotógrafo en la Naturaleza. 

A fin de cuentas cualquier ser vivo o paisaje que nos interese fotografiar se convertirá en nuestra fuente de inspiración, y gracias a ellos nos permiten tener grandes experiencias y vislumbrar la maravilla de la Naturaleza, al sentir que formamos parte de todo. 




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